No sé si serán los transportes o es una casualidad, pero la realidad es que esas cajas rectangulares, aventanadas y movibles son plausibles de generar diversos sentimientos en sus asiduos -y a veces no tanto- usuarios. Desde el recelo hacia los asaltantes de asiento, hasta desesperación por una bocanada de aire fresco dentro de un amotinado subterráneo, toda clase de emoción puede ser invocada en el trayecto y traerá una explicación casi siempre razonable. Pero todo debe ser fugaz, como el tiempo, como ese efecto. Nada debe permanecer; de hecho, no lo hace ¿De cuántas caras nos acordamos al finalizarlo? De pocas, rozando la nulidad. Pero siempre se forman esas historias simpáticas o estremecedoras, que serán el bocadillo de una reunión o la causa de un suspiro aliviador al acabarse el viaje.
Todo recorrido puede ser la fuente inspiradora de viajes espirituales y abrir así la posibilidad de acabar en una profunda crisis tras tanta meditación. Pero hay una cuestión casi inegable: los viajes son tiempo muerto, improductivo, poco rendidor en el plano material, más allá del objeto de arribar a destino. Sin embargo, y aquí me enfrento a mí misma, puede servirnos como material de inspiración para escritos por-que-sí o para amar un poco más.
¿Cuánto puede durar una historia de amor? Lo necesario para desatar al corazón encadenado y sobresaltar hasta los riñones, para producir una especie de malambo interior que zapatea nuestro cerebro y acelera las palpitaciones. Pero no quiero caer en imágenes triviales sobre el amor, conocidas por la mayoría de las personas, sino demostrar que una historia de esas puede durar lo que un trayecto.
Los ojos se comienzan a buscar sin disimulación y cuando se cruza una mirada, las endorfinas circulan sin respetar las leyes de tráfico, produciéndose choques de corazón-pecho -biológicamente hablando, se abren y cierran las aurículas y los ventrículos del órgano, manifestándose en forma de palpitaciones aceleradas. El cerebro racional trata de acallar a los sentidos, justificando que no se puede tener una conexión casi espiritual con alguien que no se conoce, al menos en esta vida. Sin embargo, no planeo comenzar un debate sobre las reencarnaciones o las invocaciones provenientes de un tiempo anterior a nuestra conciencia materializada, por lo que usaré las palabras de un modo superficial y explicativo.
Los incrédulos afirmarán que se trata de una atracción física, de una sexualidad expansiva que atrae a dos cuerpos, deseando la corrosión de sus miembros. Pero no es eso, sé que hay más. O quiero creer. El romanticismo está muriendo, lo están matando con ninguneadas, lo están apartando, deteriorando. El romanticismo está muriendo en soledad y de tristeza ¿Irónico, no?
Con un cuarto de hora o algunos minutitos -no importa en realidad-, se puede dar comienzo a esas pequeñísimas historias que nos ruborizan y atraen a una manada de mariposas galopantes sobre el giragira constante de las ruedas en pavimento o en las vías férreas.
9 de agosto de 2007
L'amour y todo lo demás
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2 comentarios:
Me sentí muy idenficada con todo lo
que escribiste esta vez pupita, y
creo que eso es el mayor logro de
una escritora innnata, como lo sos
vos, que sus textos lleguen a
remover algo en la mente y en el
cuore, y vos lo lográs muchas
veces, y muchas veces más, haces
que mi cabeza giireee y gireeeee.
Pensé que ya había pasado esa
etapa, pero vos hiciste que nazca
otra vez... y te lo agradezco,
porque más allá de que la mayoría
de las cosas que en nuestro estado
uno se pregunta, no tengan
respuestas, es muy lindo volar.
Y más cuando se vuela agarrada a tu manita :)
Espero que hoy la pases genial,
igual ahí vamos a estar pa´ ´certe
el aguante :).
I love you trolinga, y coincido con
vos... YoU ArE So FuCkInG SpEcIaL
* pero zarpada en SpEcIal.. jeje
ufff otra vez tengo que postear?
Todo cuesta el doble con vos, siempre siempre siempre...
Con respecto al post, me limito a decir que lo leí demasiadas veces.
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