¿Cuándo llegará la sencillez en la expresión si hay tanto caos literario en la mente?

Todo el tiempo probando. Se hace un esfuerzo permanente de conseguirlo. Pero no, no se deja, no quiere ser atrapado. Luz y sombra al unísono; es casi imposible ser el todo y la nada al mismo tiempo, pero a veces se logra; a veces lo logro.

Por qué la estabilidad pende de una cuerda sublimemente atada, aún no consigo comprenderlo. Pero estar tras el equilibrio que la burda ciclotimia me quita poco a poco es un fin que anhelo. Es que el equilibrio universal me ha sido quitado, sólo fragmentos de ella me recorren momentáneamente, como pasajeros en trance. Pero no me pertenecen, no.

Me debo autoconvencer que la armonía prometida, aquella que llegaría junto al movimiento inherte de las agujas, no se consigue contagiando, cual enfermedades, a las dudas y paranoias. Hay que construirla, ladrillo por ladrillo, parte por parte, pared por pared.

Maldito pasado comprometido lleno de emociones aplastadoras de futuros presentes. Maldito desvelo de tranquilidad y sencillez. Maldita, maldita ciclotimia errante. Y uno piensa que la supera y vuelve aún peor, embistiendo con toda su furia y acabando en una esquizofrenia preocupante.

Hay que dejar de doblegarse, ente amorfo.