29 de agosto de 2012

¿Vos también sos de tiza?

- Tu escudo es el más peligroso: está quebrado.
- ¿Sí? ¿Cómo es eso?
- Filtras; dejás pasar. Discursivamente, hablas de tu incapacidad emocional, pero sos una mentira. Es peligroso. Hacés creer que tu receptora puede ser la que te devuelva los cojones que perdiste.
- ¿Yo soy peligroso? Te había avisado, ¿te acordás? Te dije que te iba a cagar la vida.
- No, eso es imposible. No sos tan importante. No lo vas a ser, tampoco. Sólo yo puedo hacerme eso.
- Sos tan fría.
- Ojo con tu escudo, porque si se cae encima mío, de a pedazos puntudos, me va a manchar. Vos no vas a salir inerte, tampoco. No siempre vas a zafar. Vas a quedar semiprotegido, vas a creer que podés y no vas a poder. Te vas a querer matar.
- Sí, ya sé. Pero me gusta hablarte. Además, me viste el aura -hizo una pausa, pensó y agregó- Bla, ya sé.
- Sí, mandá al ego a dormir. Mandale besitos de mi parte -le dije. Me levanté y me fui: la relación de dioses que se admiran, inventan y demuelen todo el tiempo me estaba cagando la vida.

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