16 de abril de 2008

Entrevista a Adrián Helien

Adrián Helien es médico, psiquiatra y especialista en sexualidad. Trabaja en el Hospital Durán y en un centro de atención para el maltrato infantil, que pertenece al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Junto al doctor Alberto Nagelberg – médico, endocrinólogo y sexólogo- coordina un grupo de travestis que desean realizarse la operación de cambio de sexo, en el Hospital Durand. Asegura que la sexualidad es un tema que le “parecía más sencillo”, pero que en verdad es “muy compleja y absolutamente inabarcable”.

¿Por qué eligió la especialidad en sexualidad?
Estudié medicina para dedicarme a ésto. Siempre me pareció algo interesante y además divertido. Es algo que está en permanente movimiento, uno siempre está incorporando cosas. Tengo que reconocer que me apasiona.

¿Por qué el sexo vende?
Porque es prohibido. Es uno de los temas más atacados y más tabú, a pesar de que hay más apertura a poder hablarlo o a poder mostrar un cuerpo más desnudo. Yo creo que la prohibición estimula el consumo.

Entonces, ¿cómo definiría la pornografía?
Creo que no podría. La definición pasa más por el ojo del observador que por lo que se observa. No hay una definición que esté mundialmente aceptada. Sí existe una distinción entre la pornografía “hard” (dura) y la “soft” (blanda). La hard es la que muestra sexo explícito, donde se ven relaciones sexuales en forma directa. En la soft los participantes están desnudos y “hacen” como que tienen relaciones sexuales, pero no hay exposición directa de los genitales.

¿La pornografía causa algún tipo de daño?
Eso depende mucho de las edades de quienes la consumen. Una cosa es cuando uno es mayor de edad y es consciente de lo que está haciendo, y otra cosa es que lo hagan jóvenes o niños en plena etapa de maduración. Los chicos, al enfrentarse con la pornografía, se presentan ante situaciones que pueden resultar hasta violentas, o crear en ellos sensaciones que no pueden comprender.

Para alguien mayor no la considera como algo malo, entonces.
Por supuesto que no. Eso depende de la vida personal de cada uno. Hay parejas que ven pornografía para lograr un mayor grado de excitación y a otros ni se les cruza por la cabeza y puede hasta darles algo de vergüenza. Para mí lo negativo es que quede la imagen de sexo explícito como única válida de lo que es la sexualidad. Lo que ahí se muestra no es una relación sexual, sino un muestrario de situaciones, de cuerpos y fantasías llevadas a la cama. Eso sí sería algo muy pobre, muy lineal, muy falto de todos los sentimientos y emociones que tenemos los seres humanos. Bajo mi punto de vista, esta imagen tendría que ir acompañada de cierta educación sexual, que la haga un poco más abarcativa y así más real. Pero como única forma de manifestarse la sexualidad, me parece paupérrimo.

¿Qué le parece la idea de que hoy en día sea tan masivo el acceso a la pornografía?
Ahora es mucho más fácil el acceso. Antes para consumir había que comprar una revista y era difícil conseguir que te la vendan. El tema estaba como prohibido. Hoy en día apretando un botón está todo resuelto. Y qué decir de los programas de televisión y las tapas de la mayoría de las revistas, y no me refiero a una Playboy, sino a cualquiera de interés general.
Pero vuelvo a reiterar lo mismo. No critico el alto nivel de exposición que hay en los medios de comunicación. Lo que me parece pésimo es que quede esa única imagen instaurada como lo que es realmente la sexualidad, porque es una concepción muy básica y limitada de lo que es la riqueza de la sexualidad del ser humano.