- Bueno, ¿y qué si me muero? –replicó irritada.
- ¿No te parece triste?
- ¿Qué tengo para perder?
- ¡¿Cómo?! ¡La vida!
Silencio. Después de un rato dije en voz muy baja:
- ¿Tenías novio?
- ¡¿A usted qué le interesa?!
- No es que me interese saberlo. Yo sé que no es asunto mío, no te enojes. Es claro que tu vida ha sido muy difícil. Cierto es que esto no me interesa. Pero me compadezco.
- ¿De quién?
- De ti.
- No vale la pena –dijo en voz muy baja y triste (…)
- No digas eso, ¿qué te crees?
- No me creo nada.
- Eso es lo malo ¡Aún estás a tiempo! ¡Aún puedes elegir! Sí, todavía estás a tiempo. Eres joven y hermosa. Puedes amar, casarte, ser feliz...
(Memorias del Subsuelo de Fedor Dostoievski)
Para tí mi bella viva, mi bella pensante, mi bella adolorida, mi bella muy bella.
28 de abril de 2008
Conversaciones II
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