31 de octubre de 2012

Aunque no pueda

Estábamos ahí acostados, mirando el techo, en el mínimo segundo de silencio que tuvimos en ese mar de palabras que son nuestros encuentros. Hablamos de todo, nos contamos mucho, demasiado tal vez. Levité y nos vi muy llenos de palabras no dichas. Me hizo reír, porque el bolo léxico pesa un mundo - más bien es eso, un mundo-. Las palabras sueltas, no digeridas, no listas para ser dichas pesan todo el universo simbólico que tienen los signos. Pero no las puedo decir: oh el pánico. Los dos somos bichos de palabra, aunque nos llevemos muy bien con el silencio compartido, al que siempre llegamos juntos; como a un buen orgasmo. Nos decimos algunas cosas, nos hacemos poner colorados, nos damos diversión y tomamos mate. Nos gusto, aunque no pueda decirlo.

No hay comentarios: