yo: Bueno, me voy a morir abajo.
él: ¿Por qué morir?
yo: No puedo más, estoy muy enferma.
él: ¿Optó por el suicidio?
yo: Sí, creo que lo practicaré.
él: ¿Tiene tramontinas...?
yo: Me despido y fue lindo compartir cosas con usted.
él: ¿...o le presto?
yo: Nono, tengo, gracias por el ofrecimiento.
él: Genial, me ahorro el viaje y la evidencia.
yo: Claro, no lo van a culpar. Gracias, igual.
él: Por favor, para qué estamos los amigos. No me agradezca nada.
yo: De última, tengo arsénco
él: Mire que si quiere le consigo cianuro.
yo: Nono, arsénico es mejor: más barato. No quiero morir con deudas.
él: Me parece sano. Adiós.
yo: Adiós, que su dios lo bendiga.
Al día siguiente.
él: Buenas, noto que sigue viva y no se suicidó.
yo: Sobreviví, lo intenté y no pude.
él: ¿Qué falló? Porque si quiere la ayudo.
yo: Por favor. Debería haber probado con su cianuro...
26 de marzo de 2008
Conversaciones I
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conversaciones